domingo, octubre 25, 2009

El contacto: conmigo y con los otros


El ser humano está en contacto consigo mismo y con el mundo exterior todo el tiempo. Abre y cierra episodios de contacto de manera continua, por lo menos los organismos que funcionan sanamente así lo hacen.

El contacto es lo que me permite encontrarme nutritivamente con el mundo exterior. Y sólo a través del contacto puedo lograr el desarrollo completo de mi identidad.

Y al hablar de “contacto”, no se refiere exclusivamente al encuentro físico, tiene que ver con las emociones, lo no tangible, los espacios psicológicos.

El proceso

Sucede de la siguiente manera: el organismo tiene una necesidad. Una vez la siente e identifica, moviliza sus recursos y sale al ambiente para buscar “eso” que requiere y así satisfacerse.

Si este proceso sucede de esta manera, la persona logra integrar algo novedoso a su sistema. El individuo selecciona lo que quiere, lo asimila y al finalizar el encuentro, se distancia.

También puede suceder que el organismo en su búsqueda, rechace lo que no quiere. O coloque un límite con aquello que le resulte invasivo o amenazante.


La frontera

Otro concepto importante en el tema del contacto es la frontera o límite de contacto. Desde el marco teórico se define como el punto donde el yo se relaciona con lo que no es el yo. Dicho de otra manera, es el punto donde termina mi cuerpo y comienza el afuera.

Es en este espacio donde se da el contacto. Y esta frontera tiene una función muy importante, que es mantener la separación de tal manera que la unión no resulte amenazante para la persona.

Lo más sano, desde un punto de vista emocional, es que esta frontera sea permeable y flexible, de tal manera que se pueda sumar lo nuevo y al mismo tiempo, permanecer a salvo.

Está predeterminada por la gama de experiencias previas en la vida de cada ser humano. Esto significa que si mis momentos previos han sido felices, quizá mi límite es más flexible; si, ha sucedido lo contrario, mi frontera será más rígida.

Lo anterior hará que mis experiencias con el afuera sean menos frecuente, más predecibles y repetitivas.

Entonces, ¿Cómo mejorar el contacto? El contacto solo se trabaja con más contacto. La idea es darnos el permiso a flexibilizar nuestra frontera para hacer de cada encuentro con el afuera algo diferente y, de esta manera, sumar algo nuevo a nuestro organismo.


Autora del texto: Raiza Ramirez
Psicoterapeuta Gestalt y Terapeuta en Constelaciones Familiares.

viernes, octubre 16, 2009

¿Quién es el bueno y quién es el malo?


Apuntes de Constelaciones Familiares:
El bueno y el malo. ¿Quién es quién?

Hay mandatos sociales. Hay, en teoría, cosas que se deben hacer y otras que NO se deben hacer. Están los llamados buenos y los llamados malos. Están los que reciben aplausos y los que son señalados por los demás. Mi pregunta es: ¿Quién tiene la razón? Otra pregunta: ¿Quién es el bueno y quién es el malo?

Gracias al trabajo y al aprendizaje que he tenido la suerte de ver y tener con Constelaciones Familiares, cada vez me paro menos a pensar en los buenos o los malos de las historias. Cada vez hay menos juicios ante lo que hace uno o el otro. Cada vez hay menos señalamientos.

Trato de mirar cada historia con ojos bien abiertos y sin dejarme de maravillar de lo grande que es el balance y la compensación en cada grupo, y de cómo se cumple una y otra vez, especialmente, cuando alguien queda excluido de la familia.

Del lado del “malo”

Cuando me cuentan una historia de alguien “malo”, una persona que se comporta “mal”, una persona que hace “lo peor”, un ser humano que “se sale de lo establecido”, mi primer pensamiento es: ¿A qué persona de su familia estará representando? ¿Con quién estará embrollado? ¿De dónde proviene este supuesto mal?

En este punto me recuerdo de Carola Castillo, quien en nuestra formación solía decirnos algo así como que cuando le mostraban al bueno y al malo, ella se sentaba al lado del malo, pues quizá los supuestos buenos eran más numerosos y quizá hacía falta alguien que se sentara junto al supuesto malo, lo mirara y le diera un lugar.

Y es que regularmente, ¿Qué hacemos con los malos? Los excluimos, los sacamos de nuestra vida, lo execramos de la familia, les dejamos de hablar. Y allí comienza o sigue el desbalance, dependiendo de la historia.

Por ejemplo, si vemos a dos hermanos: uno de ellos trabaja, estudia, es responsable, no se mete con nadie. El otro, es alcohólico, enfermo, quizá roba o es adicto. ¿Quién es el bueno? Respuesta rápida: el que no se mete con nadie. Quizá el otro sea el excluido, señalado, execrado, porque es el malo.

En la teoría de Constelaciones Familiares, cuando se trata de los hermanos, se dice que entre ellos, sin importar la cantidad, se reparte (por así decirlo), los temas de la familia, tanto los buenos como los menos buenos. Sin embargo, puede pasar que uno de ellos, generalmente el mayor, tome una mayor carga de los problemas; de esta manera, los otros hermanos quedan con menos carga, más livianos.

Lo anterior, aunque suene extraño, termina siendo un acto de amor, de lealtad. “Por ti, hermano y por mi familia, tomo esta carga. Te dejo más liviano a ti, más libre. Lo tomo yo antes de que lo tomes tú”, serían las palabras del hermano mayor.

Con esta mirada y tomando el caso anterior, vale preguntarse de nuevo: ¿Quién es el bueno y quién es el malo? ¿Quién lo hace mejor y quién lo hace peor? ¿Quién paga el precio más alto?

Mirar, asentir y honrar

Bajo esta perspectiva y con el ejemplo anterior, hay dos aspectos importantes a tomar en cuenta.

El primero, que el hermano “bueno”, pueda mirar y reconocer a su hermano “malo”. Que pueda asentir, aunque sea doloroso, a ese destino. Que pueda mirar que gracias a esta carga, él está un poco mejor. A veces es difícil, especialmente, cuando hay miedo, dolor, rabia e incluso puede haber una pregunta intrínseca: ¿Qué pasa que yo estoy “bien” y mi hermano está “mal”?.

Puede también darse el siguiente pensamiento: “Yo quiero que mi hermano esté bien”. Y detrás de esta frase hay un irrespeto al destino del otro. No se reconoce su carga y se le critica. Es paradójico y es lo que señala la teoría de Constelaciones Familiares.

La mirada que brinda solución entre estos dos hermanos es que el que está “bien” pueda mirar y honrar a su “hermano malo”, que pueda asentir a su destino. “Hermano, ahora puedo mirarte y puedo mirar lo que haces por mí. Honro tu destino, con amor y dolor. Y haré lo mejor que pueda con mi vida. Gracias por tomar esta carga por mí y por nuestra familia”, pudieran ser sus palabras de resolución.

Con esta resolución, no sólo puede cambiar la relación entre estos dos hermanos, sino también puede evitar las repeticiones en las siguientes generaciones.

Salir del embrollo

Personalmente, creo que asentir al destino de un ser amado puede ser difícil e incluso doloroso, especialmente si se trata de un destino con más carga. ¿Cómo asentir al cáncer de un familiar? ¿Cómo decir SI a un accidente de un ser querido? ¿Cómo honrar el destino de un adicto al que amo?

Lo anterior requiere de fuerza, de valentía, de dignidad. Es un reto a la arrogancia, a nuestra necesidad de querer cambiar lo que le sucede al otro y solo mirarlo sin intención.

Ahora bien, como decía al principio de este texto, al mirar un caso de víctimas y perpetradores, trato de observar quién falta y a quién podría estar representando el cliente o qué puede estar mirando que los demás miembros de su familia no ven.

Imaginemos el mismo “hermano malo”, el que está enfermo, es adicto o alcohólico. Éste, podría estar imitando el destino de un perpetrador de su familia o podría estar haciendo balance por una víctima de su familia que fue excluida por dolor.

Una solución posible para el sistema está en traer a la constelación a una víctima y su perpetrador de la familia con la que trabajamos. Sin importar necesariamente la generación con la que trabajemos, o si tenemos la información exacta de lo que sucedió en esa familia.

Sólo cuando la víctima y su perpetrador puedan encontrarse, el sistema tendrá un poco más de paz. Y esta persona, embrollada en su sistema, tendrá un poco más de libertad para elegir lo que decida desde otro lugar, con menos carga.

“Ahora puedo mirarlos. Junto en mi corazón y en mi alma a todas las víctimas y perpetradores de mi sistema. No puedo hacer nada por ustedes, es mucha carga para mí. Por favor, mírenme con cariño si lo hago diferente a ustedes, si dejo de ser el perpetrador o la víctima, si soy un poco feliz. Por favor.”

Cada familia es perfecta. Cada quien hace lo mejor que puede con su destino. A veces la carga es más pesada, a veces más liviana. Y siempre estamos unidos a los nuestros, más allá de quien sea el bueno o el malo. Todos cabemos. Todos tenemos un lugar.



Autora del texto: Raiza Ramirez
Psicoterapeuta Gestalt y Terapeuta en Constelaciones Familiares.

jueves, octubre 15, 2009

El balance en las relaciones


Cuando dos personas se relacionan se teje una red entre ellas. Es una red invisible, casi como una telaraña que, marca la forma en la que estos dos seres humanos se van a vincular o cómo será la dinámica de la relación.

Es como una suerte de guión que se va escribiendo. Cuando tú dices esto, yo reacciono de esta manera. Cuando yo te hago aquello, tú respondes de cierta forma.

Cuando ambas partes se sienten en balance y es armonioso el intercambio, la relación camina y tiene posibilidades de crecer. Cuando no es así, comienzan las dificultades y los problemas.

¿Qué pasa cuando una persona entrega más que la otra en una relación? ¿Qué pasa cuando una de las dos recibe más de lo que entrega? Se crea un desbalance entre ellos que, de permanecer, es probable los distancie en el tiempo.

Si bien es difícil generalizar, pues cada caso y pareja es un mundo, hay algunos aspectos que se repiten. Veamos algunos ejemplos.

El que entrega más y recibe menos, puede correr el riesgo de quedarse sin nada entre sus manos. Lo da todo por la relación y no se guarda nada para sí mismo. Y al darlo todo, llega un punto en el que ya no tiene nada más que entregar. A veces, esta persona, actúa de esta manera, pues necesita garantizar el afecto del otro y cree que de esta manera esto pasará.

Por el otro lado está quien recibe más y da menos en el vínculo. Toma sin pedirlo, sin manifestar que lo necesita, solo lo toma. Y no entrega en balance a lo que va tomando. Probablemente porque la otra persona no se solicita o demanda, o quizá porque ésta no tenga mucho para darle.

Entre ambos puede tejerse una red de dependencia: ambos se necesitan. Uno, para entregar; y el otro, para recibir. Y aunque por un tiempo, esta forma de relacionarse les puede funcionar, en un punto, la balanza buscará su equilibrio y esto puede hacer que la relación entre en crisis.

Para esto, la solución es simple y complicada al mismo tiempo: buscar y encontrar el balance. Hay una frase que lo resume: “No des más de lo que puedas recibir. No tomes más de lo que estés dispuesto a dar”. Sólo así se va logrando el equilibrio en una relación y la posibilidad de mantenerse en el tiempo.



Autora del texto: Lic. Raiza Ramírez
Psicoterapeuta Gestáltica y Terapeuta en Constelaciones Familiares

Qué es Bebé Gestalt

Mamá y Papá: el principio de todo.

Mamá y Papá: el principio de todo.
La vida viene de mamá y papá. Y yo, como hijo soy 50% mamá y 50% papá. Estoy conectado una suerte de “hilos invisibles” a ellos y a los que vinieron antes que ellos y que hicieron posible mi vida. A donde me mueva y vaya, los hilos van conmigo. (Haz clic sobre la foto para leer el texto completo)

¿Neurótico yo?

¿Neurótico yo?
Fritz Perls, creador de la Terapia Gestáltica, escribió que todos los seres humanos somos neuróticos. Esta aseveración quizá puede resultar antipática para algunos, ¿cómo es posible esto? A continuación podrás leer algunas pistas que te ayudarán a saber si eres neurótico o no. (Haz clic sobre la foto para leer el texto completo)

¿Llueve o hace sol?

¿Llueve o hace sol?
Si se pudiera hablar de un “ideal”, sería el siguiente: tener el paraguas a la mano, estar pendiente del tiempo y probar. A veces será el momento de abrirlo porque el cielo anuncia tormenta y otras veces de cerrarlo pues el sol está resplandeciente. (Haz clic sobre la foto para leer el texto completo)

La pareja y el morral

La pareja y el morral
Una mujer, luego de pasar un tiempo sin pareja, conoce a dos hombres: A y B. El “A” parece tener todas las cualidades “buenas” que ellos “deben tener”: es soltero, tiene una buena posición económica, está disponible para ella, es cariñoso, de buena familia. El “B”, pareciera cargar una mochila más grande: tiene un hijo, una ex mujer y algunos problemas sin resolver. (Haz clic sobre la foto para leer el texto completo)

La empresa de un solo empleado

La empresa de un solo empleado
Por muchos años esta mujer tuvo y mantuvo una empresa de múltiples empleados. Estaba tan atareada con sus ocupaciones que se olvidó de ella misma. A veces no se pagaba el sueldo, hubo años en los que no vio utilidades. (Haz clic sobre la foto para leer el texto completo)