
Entre las normas básicas de educación está el saludar al llegar y despedirse antes de marcharse. Lo mismo aplica para la vida y nuestras relaciones.
Pareciera que es sencillo decir “HOLA” o saludarnos cuando recién comienza un vínculo. Entramos a una relación (del tipo que sea) con euforia, emoción, afecto, cosquillas en el estómago, alegría y quizá expectativas.
El tiempo pasa, y quizá este nexo se vence, caduca, termina. ¿Qué pasa luego? ¿Podemos decir adiós con la misma facilidad?
Para algunos, decir “CHAO” es una dificultad. Poner freno, detenerse, decir “ADIÓS” puede resultar complicado.
¿Es importante?
Respuesta: Sí. Y mucho.
Si no nos despedimos es como si no nos distanciáramos de la persona, como si nos quedáramos en ese vínculo eternamente, como si no quisiéramos salir de esa relación que por algún motivo ya no funciona.
De alguna manera, al no decir chao es como dejar una situación inconclusa, algo inacabado. ¿Las consecuencias? Es probable que intentemos repetir esta historia en nuevos encuentros, todo con tal de poder despedirnos adecuadamente.

¿Qué hacer?
Nos podemos despedir de diferentes maneras. La más directa es de frente. Con una conversación directa con la persona de la que nos queremos despedir. Manifestando lo que sentimos, lo que aprendimos de ese encuentro, lo que nos dejó esta relación.
Lo que pasa es que no siempre podemos tener un “cara a cara”. Y de todas maneras es posible despedirse.
Otra vía para hacerlo puede ser escribir una carta a la persona a la que necesitamos decir adiós, diciéndole todo lo que queremos y nos nazca. También se puede tener una conversación interna con ese ser, en la que sin pronunciar una palabra y desde el corazón decir lo necesario.
Maneras sobran y a cada quien se le puede ocurrir una diferente. Lo importante es escoger esa que realmente nos ayude a despedirnos desde adentro.
Autor del texto:
Lic. Raiza Ramírez
Psicoterapeuta Gestáltica y Terapeuta en Constelaciones Familiares
Lo que pasa es que no siempre podemos tener un “cara a cara”. Y de todas maneras es posible despedirse.
Otra vía para hacerlo puede ser escribir una carta a la persona a la que necesitamos decir adiós, diciéndole todo lo que queremos y nos nazca. También se puede tener una conversación interna con ese ser, en la que sin pronunciar una palabra y desde el corazón decir lo necesario.
Maneras sobran y a cada quien se le puede ocurrir una diferente. Lo importante es escoger esa que realmente nos ayude a despedirnos desde adentro.
Autor del texto:
Lic. Raiza Ramírez
Psicoterapeuta Gestáltica y Terapeuta en Constelaciones Familiares
1 comentario:
lo he hecho varias veces y no he podido no se que sucede en mi aunque añoro poder sacar de mi vida a esta persona la verdad no se que hacer
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