martes, julio 31, 2007

Huir por la derecha

¿Alguna te ha sucedido que estás en un lugar y de pronto, sientes una necesidad imperiosa de salir corriendo?

¿Has visto a algunas personas que en una situación de malestar, comienzas a decir chistes para “suavizar” la atmósfera?

¿Te ha pasado que le preguntas a alguien por su matrimonio y te responde sobre el clima, las lluvias y el calentamiento global?

Veamos en detalle.

Cuando no quieres vivir una emoción, sea cual sea ésta, huir por la derecha deja de ser una necesidad sana del organismo, para convertirse en una forma de evitar el contacto y en este caso, la emoción genuina.

Por ejemplo, si en vez que llorar por el dolor que te produce un evento triste, comienzas a decir chistes y a burlarte de la situación, lo más probable es que estés evitando ese dolor, en vez de meterte en él y atravesarlo hasta agotarlo. Si cuando alguien te pregunta por un hecho de tu vida y en vez de responder, te pones a hablar de otro tema que no tiene nada que ver, estás huyendo nuevamente.

Técnicamente y bajo la óptica de la Terapia Gestáltica, se llama deflexión y es un mecanismo que utilizamos casi todos los seres humanos. ¿Para qué? Pues justamente para evitar experimentar una emoción que nos resulta amenazante o muy avasallante.

Es como si ese sentimiento genuino fuese una ola de más de tres metros de alto y tú, mortal de menos de dos metros de altura, estás dentro del mar. Al ver esa ola gigante, tienes dos caminos: puedes nadar hacia ella y atravesarla, a pesar del temor que puede generarte; o puedes sumergirte en el agua y hacer que nada sucedió. ¿Cuál ruta escoges?

A veces huir por la derecha es la mejor manera que tienes para sortear una situación que te resulta amenazante o tóxica. Y es completamente válido. El problema se presenta cuando te conviertes en un experto en el arte de salir corriendo, evitando así hacer contacto con lo real. En el trayecto de la huida, te pierdes el sentir pleno y profundo.

Entonces, ¿Cómo quieres vivir? ¿Deseas existir en una eterna anestesia o quieres sentir? Te invito a que trates de sentir con todo tu cuerpo. Por más grande que parezca la ola, no vas a ahogarte.

Lic. Raiza Ramírez
Terapeuta Gestáltica

viernes, julio 20, 2007

Ir a terapia, ¿Para qué y para quién?

En países como Argentina, ir al terapeuta es casi tan común como ir a la peluquería. Las personas hablan de él o de ella como quien habla de un familiar. Sin vergüenza, se excusan de no poder ir al cine a es hora porque estarán en terapia.

En el caso de en Venezuela parece ser diferente. Son pocos los que admiten abiertamente delante de amigos o familiares que todas las semanas asisten a una cita privada para ver a un especialista. He escuchado con frecuencia la siguiente frase: “¿Para qué voy a ir a terapia? ¡Yo no estoy loco!”

¿Qué nos pasa con este tema? ¿Para quién está diseñada la terapia? ¿Para qué sirve?

Resulta obvio y quizá poco objetivo que como terapeuta, escriba que creo que todos los seres humanos necesitamos terapia. Sin embargo, realmente lo veo de esta manera.

Ahora bien. La terapia puede utilizarse en momentos de crisis. En esos instantes en los que la situación parece ser avasallante o cuando creemos que no podemos manejar estos hechos. Las historias pueden ser individuales, de pareja o de familia, el elemento común es que un hecho “detona” una situación que se convierte en difícil de manejar. Allí entra el terapeuta.

¿Qué hace un terapeuta?


Desde la perspectiva de la Terapia Gestáltica, el terapeuta tiene la tarea de “acompañar” al paciente en su proceso. Me gusta usar el ejemplo del especialista como un copiloto de un auto, en el que el cliente es el piloto y quien decide la ruta y la velocidad a seguir.

El terapeuta le muestra a este piloto, desde lo obvio y sin juicios de valor, lo que él no logra observar, bien sea porque está preocupado por el futuro o porque está angustiado por el pasado.

El especialista le enseña a su paciente que algunos esquemas antiguos ya no le funcionan y lo motiva a que busque una nueva respuesta que le sea beneficiosa y que lo ayude a satisfacer sus necesidades. Lo invita a que haga contacto y que perciba la velocidad a la que va y se dé cuenta si quiere ir a ese ritmo o no, según el momento.

Los pacientes van y vienen, como pueden y como mejor saben hacerlo. Y el trabajo del terapeuta está en estar allí, disponible para su cliente, con mucho amor y profundo respeto.

Si quieres concertar una cita o te interesa tratar algún tema en particular, me puedes contactar a través del siguiente número de teléfono: 15-63649171 o a través del correo electrónico: raizaramirez@gmail.com

Lic. Raiza Ramírez
Terapeuta Gestáltica

domingo, julio 15, 2007

El arte de comparar


“Esto es mejor que aquello”
“Me gusta más este helado que aquél”
“Fulanito es más simpático que menganito”
“Este viaje fue menos divertido que el anterior”

¿Para qué comparamos? ¿Qué nos pasa cuando colocamos dos personas, situaciones o cosas frente a nosotros y comenzamos a cotejarlas?

Basándonos en la idea de que no existe nada más que no sea el presente, no puede haber otra situación o persona en este momento que no sea la que se encuentra frente a mí en este instante.

En el momento en el que empiezo a comparar me voy del ahora, bien sea para el pasado o para el futuro. Si mi novio (del presente) es más divertido que mi ex novio (del pasado), cuando los pongo en una balanza, ¿Qué estoy haciendo? ¿Estoy con mi actualidad o me estoy yendo a otro tiempo?

Si el dolor que siento ahora es menos intenso que el que sentí hace una semana, ¿En qué sentimiento me encuentro? ¿En el de hoy o en el de hace unos días?

Entonces, ¿vivo en el presente o me marcho a otros tiempos?

Lo anterior corresponde a cómo puedo usar las comparaciones de manera neurótica. Y no es que sea bueno o malo, es simple: dejo de estar en el ahora y recreo una situación que no existe en la actualidad, bien sea porque ya pasó o porque aún no ha llegado.

¿Cómo usarla de manera sana?

Comparar también puede usarse para diferenciar. En este caso, tiene una función sana. A veces, podemos confundir dos situaciones o personas creyendo que se parecen y, por lo tanto, actuar ante ambas sin discernir cuál es cuál. En estos casos, colocar una frente a otra nos puede ayudar a mirarlas con detalle y comenzar a verlas de otra manera, especialmente cuando le asignamos a cada una sus propias características.

Por ejemplo, si dos personas se te parecen (física o internamente), puedes compararlas y buscar, tres aspectos que los diferencien a una de la otra. De esta manera, la próxima vez que mires a este ser humano, sabrás que se trata de él o de ella y no de otro individuo. Ante esta nueva perspectiva, podrás escoger cómo ser o qué actitud tomar hacia esta persona.

Si quieres concertar una cita o te interesa tratar algún tema en particular, me puedes contactar a través del siguiente número de teléfono: 15-63649171 o a través del correo electrónico: raizaramirez@gmail.com

Lic. Raiza Ramírez
Terapeuta Gestáltica

domingo, julio 08, 2007

El dolor del duelo

Durante los últimos días he pensado mucho en el tema del duelo. He recibido correos sobre este tópico, he tenido conversaciones con amigos que están atravesando momentos difíciles, he visto de cerca cómo el ser humano (y yo misma) me he enfrentado a esta situación de perder a una persona, relación o cosa.

En primer lugar, es importante aclarar que el duelo no sólo se vive cuando una persona cercana fallece o deja de estar a nuestro lado, por la razón que sea. El duelo también puede experimentarse al dejar un trabajo, al perder una casa, al alejarnos de algo que es muy preciado.

Lo segundo es que cada duelo es único. Y sin importar la razón del mismo, será del tamaño y de la importancia que cada persona le asigne según sus sentimientos.

Lo tercero, no hay tiempos estimados para superar un duelo. Cada persona, según su ritmo y proceso, irá experimentando las diferentes fases del duelo. Hace poco un amigo, en medio de su dolor inmenso por haber perdido a su padre, me preguntó: "¿Cuánto tiempo me va a durar esto?, ¿Cuándo lo voy a superar?". Con todo el afecto que le tengo, sólo pude decirle: "Va a durar lo que tenga que durar. No lo apures, no lo frenes, sólo vívelo como puedas".

Algunos psicólogos señalan que el duelo tiene fases o estadios. Las describen en el siguiente orden: el primer impacto, negación, dolor, rabia, asentamiento o reajuste, aceptación y paz. Los términos varían según los autores, sin embargo, en su mayoría coinciden.

Igualmente, estudiosos en el tema, indican que el duelo se vive con todo el cuerpo, desde adentro hacia afuera y viceversa. Cuando estamos pasando por un momento doloroso, pareciera que todo se tiñe con ese dolor.

Caminos y soluciones

En este sentido, creo que es fundamental buscar ayuda terapéutica. Un psicoterapeuta podrá acompañarte en tu duelo y brindarte herramientas para atravesarlo de la mejor manera posible, según tus características, recursos y posibilidades.

Ahora, me tomo la libertad de soltar algunas ideas sobre lo que puedes hacer al respecto. Quizá alguna te haga click y puedes probar alguna de ellas.

Vivir el dolor a pleno. El dolor, así como el amor y la alegría, es un sentimiento legítimo y genuino. Así que vivirlo, también lo es. Atravesarlo, experimentarlo es la mejor vía para agotarlo y poder pasar a una nueva situación. Bien dicen que "no se puede llenar una taza a menos que esté vacía".

Maneras de vivir el dolor. Hay diferentes técnicas que puedes experimentar para sacar el dolor de adentro.

Por ejemplo, puedes llorar en la ducha. Es una manera excelente de vivir el dolor en la intimidad. No hay juicios de nadie, no tienes que preocuparte si estás limpio o te ensucias. Simplemente te das el permiso y lloras con todas tus ganas (casi compitiendo con la ducha).

Otra forma puede ser escribirle una carta a la persona, situación o cosa. En esta carta le vas a expresar todo lo que sientes por dentro, lo que te pasa ahora que esa persona no está, lo que sientes por eso que ya no tienes. Trata de que los pensamientos racionales no empañen este escrito. Una vez que termines, puedes botarlo o quemarlo.

El momento de la rabia. En algún momento del duelo puedes sentir rabia o bronca. Exteriorizarla es importante. Ahora bien, lo más sano es sacarla hacia afuera sin hacerte daño a ti o a un tercero. Cuando estés a solas, puedes probar gritar desde lo más profundo de tu estómago, puedes comenzar con una letra "A", "O", y luego puedes ponerle palabras a ese grito, las que te nazcan y que estén relacionadas con el momento que vives.

Igualmente, puedes probar golpear. Hay varias maneras de hacerlo. Una es cerrando los puños y golpeando al aire, como si fueras un boxeador o como si estuvieras en una clase de taebo. La idea es que coloques en frente (de manera imaginaria) a la persona o situación por la que estás sintiendo esa rabia.

Otra manera es tomando una almohada y golpear con ella una pared. A medida que das los golpes, puedes probar decir una frase que te salga en ese momento.

Lo más importante de este tipo de sugerencias es que te preserves y que no te hagas daño físico. Tu persona y tu salud son primordiales.

En una fase posterior, cuando el dolor y la rabia se hayan agotado, es tiempo de reorganización. En este punto también puedes usar el recurso de la carta, esta vez, escribiéndole a la persona o a la situación sobre lo que aprendiste de él o de ella, los que recuerdas de él o de ella y lo que valoras de èl o de ella. Es una manera de rendir honor y darle su lugar en tu vida a esta persona o situación. Aunque en un primer momento parezca imposible, el organismo humano es tan sabio que buscará su equilibrio.

Superarlo sin culpa ni olvido

Hay personas que creen que si dejan de sentir dolor por la que persona que ya no está es porque dejaron de amarlo o porque lo olvidaron. Una vez agotado el dolor y la rabia, llega la paz y el equilibrio. Y eso no quiere decir olvidar o dejar de querer a lo que ya no está.

Por ejemplo, un padre no tiene sustituto y sentir paz no significa dejar de pensar en él, extrañarlo el día de su cumpleaños o amarlo co la misma intensidad que cuando estaba vivo. Es sólo dejar de sentir el dolor que empaña el amor y aceptar lo inevitable y lo que no podemos cambiar.

No creo que haya una conclusión posible ante este tema. Lo único que me atrevo a decir es que las despedidas son vitales, atravesar el dolor es crucial y aceptar lo inevitable es sano. Lo demás, depende de cada quien.

Si quieres hablar sobre algún tema en particular, hacerme un comentario o pedir una cita, estoy a la orden en el teléfono: 15-63649171 o al correo: raizaramirez@gmail.com

Autora del texto: Raiza Ramirez. Psicoterapeuta Gestalt y Periodista.

miércoles, julio 04, 2007

¿Qué es eso de la ANGUSTIA?

La angustia parece ser un mal común en estos tiempos. Nos puede atribular el costo de la vida, el país y sus problemas, la familia y sus inconvenientes, la pareja y sus detalles, los hijos y sus amigos. La lista puede ser eterna.

Esta sensación, generalmente es desagradable para quien la siente, no tiene parámetros de aparición: se hace presente y punto. Cuando llega genera malestar, sensación de ahogo y suelen aparecer también pensamientos negativos que pueden enraizar la angustia aun más en la persona, lo que la convierte en un círculo vicioso del que resulta, a veces, difícil salir.

Ahora bien, ¿De qué se trata esto? ¿Se puede evitar? ¿Cómo se cura?

En teoría, según Fritz Perls, padre de la terapia gestáltica, la angustia es la brecha que existe entre el presente y el futuro. Cuando una persona no está centrada en el presente, se angustia. Bien sea porque está anclada en el pasado o porque se adelanta hacia el futuro. Mientras tanto, se pierde su mundo actual, su realidad más obvia, lo presente, lo que es.

La salida a esta suerte de laberinto poco agradable puede ir por dos vías.

La primera, consiste en observarnos. Estar atento a cómo hacemos para adelantar la película de nuestra vida, cómo hacemos para aparecer de pronto dentro de unos días o meses, viviendo una situación que aún no se ha dado. Cuando nos pesquemos en esta “trampa”, podemos hacer una parada, respirar y abrir bien los ojos. Con los ojos bien abiertos, podremos mirar a detalle lo que sí hay a nuestro alrededor, lo que es real y traernos de regreso al aquí y al ahora.

La segunda vía tiene que ver con cambiar esa película negativa por una imagen positiva. Si nuestra mente puede crear un video de catástrofe, qué tal si hacemos lo contrario y creamos uno positivo con final feliz incluido. Haz el intento y quizá de esta manera puedas saber que si eres capaz de crear lo negativo, también puedes hacer lo contrario.

Empieza ahora mismo que estás leyendo estas letras. Mira a tu alrededor, quédate con lo que es real y fíjate qué pasa con la angustia cuando no existe nada más que el presente. Desaparece como por arte de magia, ¿verdad?

Si tienes alguna duda o te interesa tratar algún tema en particular, me puedes contactar a través del siguiente número de teléfono: 15-63649171 o por el correo electrónico raizaramirez@gmail.com

Lic. Raiza Ramírez
Terapeuta Gestáltica

Qué es Bebé Gestalt

Mamá y Papá: el principio de todo.

Mamá y Papá: el principio de todo.
La vida viene de mamá y papá. Y yo, como hijo soy 50% mamá y 50% papá. Estoy conectado una suerte de “hilos invisibles” a ellos y a los que vinieron antes que ellos y que hicieron posible mi vida. A donde me mueva y vaya, los hilos van conmigo. (Haz clic sobre la foto para leer el texto completo)

¿Neurótico yo?

¿Neurótico yo?
Fritz Perls, creador de la Terapia Gestáltica, escribió que todos los seres humanos somos neuróticos. Esta aseveración quizá puede resultar antipática para algunos, ¿cómo es posible esto? A continuación podrás leer algunas pistas que te ayudarán a saber si eres neurótico o no. (Haz clic sobre la foto para leer el texto completo)

¿Llueve o hace sol?

¿Llueve o hace sol?
Si se pudiera hablar de un “ideal”, sería el siguiente: tener el paraguas a la mano, estar pendiente del tiempo y probar. A veces será el momento de abrirlo porque el cielo anuncia tormenta y otras veces de cerrarlo pues el sol está resplandeciente. (Haz clic sobre la foto para leer el texto completo)

La pareja y el morral

La pareja y el morral
Una mujer, luego de pasar un tiempo sin pareja, conoce a dos hombres: A y B. El “A” parece tener todas las cualidades “buenas” que ellos “deben tener”: es soltero, tiene una buena posición económica, está disponible para ella, es cariñoso, de buena familia. El “B”, pareciera cargar una mochila más grande: tiene un hijo, una ex mujer y algunos problemas sin resolver. (Haz clic sobre la foto para leer el texto completo)

La empresa de un solo empleado

La empresa de un solo empleado
Por muchos años esta mujer tuvo y mantuvo una empresa de múltiples empleados. Estaba tan atareada con sus ocupaciones que se olvidó de ella misma. A veces no se pagaba el sueldo, hubo años en los que no vio utilidades. (Haz clic sobre la foto para leer el texto completo)