jueves, mayo 31, 2007

Cuando hablo del otro, hablo de mí

¿Qué nos pasa que vivimos hablando de los demás todo el día? Que si la vecina hizo esto, que el señor del abasto hizo aquello, que el hijo de fulanita le contestó mal a su mamá, que el hermano de mi prima renunció al trabajo, que el padrino de mi tío le dijo que era un inconsciente… la lista es infinita.

Hablamos de los demás, calificamos, enjuiciamos, juzgamos, etiquetamos, opinamos. Somos como unos comentaristas deportivos, y en vez de hablar sobre el partido Caracas-Magallanes, hablamos del vecino y de lo que nos parece que hizo bien o hizo mal.

¿Qué pasa cuando hablamos del otro?

Cuando hablamos del otro, hablamos de nosotros mismos. De alguna manera, eso que veo en el otro es una parte mía.

En términos psicológicos, nos proyectamos en el afuera. Las otras personas funcionan como un gran espejo en el nos miramos constantemente. Si digo que mi vecino es un egoísta, probablemente el egoísta que soy o mi parte egoísta salen a flote. Aunque usted no lo crea.

Para la Terapia Gestáltica, la proyección es una forma que usamos los seres humanos para evitar el contacto con una persona o una situación determinada. Vemos en el otro lo que no quiero ver de mí y también miro en el otro lo que me gusta de mí.

Es una forma de evitar el contacto en la medida en la que dejo de estar conmigo, de sentirme, de mirarme, para colocar mi lupa en el afuera, en el otro.

Esto sucede, especialmente, cuando califico al otro. Sería interesante que te observaras y te fijes de qué manera colocas adjetivos a otras personas. Y que luego que lo hagas, ubiques esa característica en ti. Quizá te parezca complicado en un principio y sin embargo, si te animas a hacerlo, verás cómo eso que te molesta en el afuera, tiene algo que enseñarte o decirte de ti mismo. Si tal mujer te parece muy entrometida, por ejemplo, quizá tu parte entrometida te está indicando que necesita que la dejes salir y que te des el permiso de entrar en la vida de alguien.

Quizá lo más importante de mirar al otro no sea enjuiciarlo o calificarlo, quizá lo que otras personas tienen para enseñarnos es a vernos en ellas para conocernos mejor y así reconocer todas nuestras partes, tanto las que más nos gustan como las que no nos agradan tanto.

Si tienes alguna duda o te interesa tratar algún tema en particular, escribe a la siguiente dirección de correo electrónico: raizaramirez@gmail.com.

Autor del texto: Raiza Ramírez.
Este artículo fue publicado en la columna "En primera persona", del semanario Correo del Ávila, de Caracas, Venezuela, durante el mes de junio de 2007.

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