En la vida, cada quien tiene un lugar, cada quien ocupa un espacio, cada quien tiene un sitio que es el que le corresponde. Bien sea por rango, estatura, edad, sexo u orientación.
Cuando estoy en mi puesto, la sensación de bienestar prevalece. Nada sobra ni falta, todo está simplemente como tiene que ser.
Y cuando no estoy en mi lugar… ¿Qué pasa?
Es como si por un día, el Gerente General de una empresa se coloca el uniforme del vigilante y se va a la puerta de la compañía a cuidar la entrada y lo que allí sucede. Mientras que el vigilante, entra a la oficina del Gerente General a tomar decisiones corporativas.
Aunque la imagen anterior pueda parecer graciosa, la verdad es que los elementos están fuera de sitio y como tal, se van a sentir en ese lugar que no es el suyo, el que le corresponde.
En la pareja
En una relación amorosa este tema del lugar tiene mucha importancia. Mi sitio dentro del par es al lado de mi esposo, novio, amante, amor o como desees llamarlo.
Mi lugar no es detrás de él o de ella, haciendo las veces de protectora, madre, vigilante o perseguidora.
Mi lugar no es delante de él o de ella, haciendo las veces de hija(o), protegida, vigilada o perseguida.
Mi lugar no es de frente a mi pareja. Porque cuando se trate de ir hacia “adelante”, ambos tendrán la razón y al mismo tiempo chocarán en el intento de futuro.
Mi lugar no es de espaldas a mi pareja. Porque cuando se trate de ir hacia “adelante”, nos alejaremos inevitablemente.
Mi lugar no es estar a cientos de kilómetros (literales o no) y sin contacto.
Mi lugar es a la par. Al lado de mi pareja. De igual a igual. De tú a tú. De adulto a adulto.
¿Cuál es tu lugar? ¿Lo sabes?
Autor del texto:
Lic. Raiza Ramírez
Psicoterapeuta Gestáltica y Terapeuta en Constelaciones Familiares