jueves, marzo 06, 2008

Equilibrio total

Los seres humanos anhelan estar sanos, no sólo físicamente sino mentalmente. ¿De qué depende? Especialistas del área de la salud brindan 15 tips para encontrar el tan deseado balance.

El día a día, la rutina, el tráfico, los problemas, lo que falta, lo que sobra, el pasado que atormenta, el futuro que aún no llega, el presente que no mejora.

Todo lo anterior, unido y mezclado en un gran envase, es lo que hace que las personas pierdan su equilibrio y comiencen a experimentar las sensaciones clásicas de los siglos modernos: cansancio, pesadez, estrés, dolores musculares, falta de sueño, angustia, alteraciones en el ánimo, sólo por nombrar los signos más benévolos.

Lo que pareciera un espiral sin salida o un círculo vicioso, puede ser revertidoo alterado. ¿Cómo? Ésa es la gran pregunta.

Comenzar por el principio
A pesar de que un individuo no puede por sí mismo —y más allá de su buena intención—cambiar el planeta entero, sí puede hacer modificaciones en su propia historia, en su pequeño mundo, en su entorno más cercano.

Este pensamiento es quizá el primero para conseguir cierto balance en la existencia: cada quien es responsable de su vida, de su mundo, de su historia. Esto no quiere decir que la persona puede controlar todo lo que le sucede; sin embargo, puede, a través de sus elecciones, buscar diferentes caminos para llegar a su destino anhelado.

Más allá de los paradigmas extremistas que rezan que para que alguien pueda cambiar, necesita realizar un giro de 180 grados en su existencia, algunos especialistas coinciden en que con hacer pequeñas modificaciones en la rutina diaria, poco a poco, el equilibrio irá apareciendo. Cuestión de paciencia y continuidad.

Primeras definiciones
Antes de intentar tener salud mental, valdría la pena saber qué es. Según la Organización Mundial de la Salud , este concepto que, varía su definición según la cultura, incluye el bienestar, la autosuficiencia, autonomía, competitividad, dependencia intergeneracional y la actualización del intelecto y de la potencialidad emocional.

Para Carolina Arria, médico con especialización en pediatría, puede definirse como el bienestar biopsicosocial del ser humano y no solamente como la ausencia de una enfermedad.

Desde otra perspectiva, la psicólogo clínico Antonella Barbarito, indica lo siguiente sobre las personas que poseen una buena salud mental: “Están integradas. Pueden centrarse. Se enfocan en sus necesidades, es decir, están atentas a lo que quieren y desean. Son seres humanos que comen bien, duermen adecuadamente, invierten tiempo en su bienestar físico e igualmente se cultivan interiormente”.

Pasos para…
Aunque no hay recetas escritas para conseguir el equilibrio mental, los especialistas consultados se animan a dar algunas ideas sencillas que todos pueden —si quieren— llevar a la práctica en sus vidas para estar mejor.

Respirar
Si bien es una actividad que todos los seres vivos realizan a diario y constantemente, también es una de las más olvidadas o menos tomadas en cuenta.
“Es importante que aprendamos a hacerlo adecuadamente”, dice Antonella Barbarito. Cada quien debe encontrar su propio ritmo y su profundidad. Las personas no siempre respiran igual. Si están agitadas o molestas, es más superficial; en los momentos de tranquilidad, paz o placer, se hace más profunda.
Un pequeño ejercicio: tomarse un par de minutos para hacer contacto con la respiración. Cerrar los ojos y sentir cómo el aire va entrando y cómo va saliendo. Sin intentar apurarlo o frenarlo, sólo observando.

Lo rico y lo sano
Tan perjudicial es estar a dieta de manera constante, como vivir en una perenne bacanal alimenticia. El equilibrio en esta área es también crucial para la salud. “Puedes comer sano y no estar a dieta. Ingiere alimentos que además que te gusten, te hagan bien”, dice Barbarito.
El terapeuta Ronald Altuve, recomienda cuidar lo que se ingiere y no comer más de lo que el cuerpo necesita. “No nos acordamos del cuerpo hasta que nos enfermamos”, añade.
Carolina Arria, por su parte, señala que acompañando a la alimentación, la hidratación es fundamental. “Es tan importante el líquido que entra a nuestro cuerpo, como el que se evacua. Cuando estamos mejor hidratados, podemos manejar mejor lo que ingerimos en la dieta diaria”, señala.

El buen dormir
El descanso debe ser reparador. En este caso, Antonella Barbarito indica que es importante escuchar al cuerpo. “Hay personas que con cinco horas de sueño, se sienten como nuevas y otras, necesitan diez”. Es igualmente esencial, dedicarle tiempo a la preparación del dormir. Tener un rito previo, puede hacer que el cuerpo se prepare para este lapso. Bien sea, tomar un vaso de agua, ver televisión, escuchar música, leer, meditar o decir una oración.

A mover el esqueleto
Comenzar a hacer ejercicio no significa estar metido en el gimnasio todo el día. Iniciar con una rutina de por lo menos media hora, durante tres o cuatro veces a la semana es más que suficiente para oxigenar el cuerpo, poner a funcionar los músculos y acelerar el metabolismo. Poco a poco, según los gustos y capacidades, se podrá incrementar el tiempo y la frecuencia.

Escapar de la rutina
No hacer siempre lo mismo, es la máxima que indica la psicóloga consultada. La persona puede darse el permiso de probar nuevas experiencias, bien sea en un momento serio o un instante relajado.
Por ejemplo, buscar nuevas vías para ir al trabajo y no tomar siempre la misma ruta. Desayunar en lugares diferentes. Ir a hacer las compras en otro supermercado. Pequeños detalles pueden hacer la diferencia. Probar algo nuevo puede dar nuevas perspectivas. Quizá en esa panadería desconocida hacen el mejor pan de la ciudad.

Buscar tiempo y espacio
Es sano buscar un momento del día para estar a solas, para pensar, reflexionar, leer un libro, escuchar música, darse un baño o cualquier actividad preferida.
En este sentido, Ronald Altuve comenta que es vital mantener el equilibrio entre el descanso, el trabajo y la diversión. “Que el trabajo no ocupe mayor tiempo que el descanso y que éste no sea mayor que la diversión. Es necesario procurar que cada cosa tenga su lugar”, indica el terapeuta.

Vivir en el presente
El pasado ya pasó, el futuro aún no llega. Así que el único tiempo real que las personas poseen es el presente. Quedarse en el aquí y el ahora es una manera de estar en contacto.
“La gente suele estresarse porque se va para lo que aún no ha sucedido. Aunque es importante tener visión de futuro, no se puede vivir en una permanente presión”.Un ejercicio simple para permanecer en el ahora es el siguiente: mirar alrededor y hacer un inventario de los objetos reales y tangibles que allí se encuentran, por ejemplo, un árbol, una mesa, dos sillas. De esta manera, la mente y el cuerpo se ubican en el momento actual y no huye a otro tiempo.

La congruencia
Ser coherente. ¿Qué significa esto? Que lo que se piensa, se siente y se haga vaya en la misma línea. Por ejemplo, si alguien siente tristeza y piensa que está triste, es congruente cuando se da el permiso de manifestar esta emoción, de la manera que su organismo lo crea conveniente: en silencio, llorando, escribiendo, meditando.
Cuando se siente una cosa y se lleva a cabo otra, el organismo de alguna manera se quiebra internamente. En este caso, cada quien debe mirarse y hacer contacto con lo que piensa y siente y, a partir de allí, decidir qué desea hacer.

Pensamientos positivos
“Agradecer es muy importante”, dice Antonella Barbarito. Poder tomar un tiempo para hacer el inventario de lo bueno que tiene la vida ayuda mucho, da fuerzas para seguir andando. Los pensamientos pueden ser mucho más poderosos de lo que se puede imaginar. La psicóloga recomienda disponer de una frase positiva para comenzar o terminar el día.

Ejercitar la mente
Hacer crucigramas, sudokus o ejercicios para el cerebro, no sólo ayudan a desarrollar la memoria sino que mantienen ágil la mente de las personas. Pensar es una actividad que mientras más se practica, más beneficios trae para el cerebro.
La psicóloga Antonella Barbarito hace una diferencia entre pensar y “rumiar”. “Hay que tener cuidado y trabajar las rumiaciones, es decir, esos pensamientos cíclicos queno van acompañados de acciones y no ayudan”, dice. Por su parte, el terapeuta Ronald Altuve invita a la gente a pensar en lo que hacen y/o dejan de hacer.

Aprender a poner límites
“60 por ciento de los problemas nacen de la ausencia de límites. Es necesario establecer un espacio propio. Si no los tienes, te vuelves invisible”, dice Ronald Altuve. Añade que en este tema, es necesario empezar por cada quien.
Aprender a decir “no” cuando no se desea una situación es fundamental para el equilibrio mental. No se puede dar una respuesta afirmativa ni a todo, ni a todos.
En este sentido, Carolina Arria señala que los límites están vinculados al contacto. “Cuando una situación te hace daño o es nociva para ti, es necesario detenerse y decir hasta aquí”.

Metas realizables
Si bien plantearse objetivos es importante, establecerlos de manera objetiva y realista lo es mucho más. “Cuando nos colocamos metas que podemos cumplir, nos sentimos mejor con nosotros mismos y podemos lograr un mejor desempeño”, dice la doctora Arria.
A lo que Ronald Atuve agrega: “No te pongas fantasías, fíjate planes concretos”. Una vez que los objetivos estén allí, frente a la persona, es tiempo de leerlos nuevamente. Y allí determinar varios aspectos: en primer lugar, si realmente son actividades que se desean llevar a cabo; segundo, de quién dependen; tercero, si puedo fragmentarlas en tareas más pequeñas que sean más fáciles de alcanzar.

Rescatar la lentitud
La rapidez con la que las sociedades modernas funcionan, lejos de acercar a los seres humanos, los aleja. Todo es a mucha velocidad: internet, la comida, los viajes, salir, ir, venir. De vez en cuando, hacer alguna actividad de manera más lenta (o menos rápida), puede brindar una perspectiva diferente.
Se puede comenzar por la comida. Intentar masticar de manera pausada, tratando de saborear cada ingrediente, cada sabor, cada detalle. Tomando tiempo y lugar para ese momento. Al realizar dos o tres actividades en simultáneo, lejos de ser más efectivos, las personas se aíslan más. ¿Qué tal sería realizar solo una actividad en un momento determinado y hacerla pausadamente?

Observar, no juzgar
Aprender a mirarse modifica la existencia. Si una persona se juzga de manera constante y se maltrata con la palabra, no crece, no aprende, no cambia. Si un ser humano comienza a mirarse compasivamente, esto quiere decir, con pasión y con amor hacia sí mismo, cosas maravillosas comienzan a sucederle. De esta manera, puede darse cuenta de lo que le pasa —por dentro y por fuera—, puede saber qué le falta o qué le sobra, puede notar si está en un ambiente adecuado para él o no y al final, es capaz de comenzar a movilizarse para lograr lo que necesita, desea y quiere para sí mismo.
Cuando un hombre deja de juzgarse a sí mismo, inmediatamente, dejará de hacerlo con el afuera. Y eso ya resulta un gran cambio de vida.

Asumir la responsabilidad
Hacerse cargo. Con esto tiene que ver la responsabilidad: con la capacidad de responder ante las diferentes circunstancias que se presentan, saber que cada quien toma las decisiones que cree son mejores para sí mismo y que humor y calidad de vida no depende de una segunda o tercera persona.
Ser responsable no es sólo pagar las cuentas a tiempo o cuidar a los hijos adecuadamente. Está vinculado además con dejar de pensar que lo bueno está afuera y significa encontrar eso mismo dentro de cada uno.

Articulo publicado en la revista Estampas Temática (Salud) del día sabado 2 de febrero de 2008.
Autor del texto: Raiza Ramírez

1 comentario:

Anónimo dijo...

me agradan tus articulos son breves pero muy jugosos gracias desde guadalajar mexico

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